Ha sido ponernos las gafas y disfrutar... Parecía que "estábamos dentro del cuento" "que estábamos allí" "que era como un sueño"...
Pero claro, eso después de mirarnos al espejo y reirnos un montón.
Y es que las gafas eran especiales: si querías ver el libro mágico, tenías que ponerte la careta y convertirte en científico ¡vaya carcajadas!
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